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Prevención de la Diabetes

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Consejos sobre hábitos saludables para prevenir la diabetes

Tomar medidas para llevar unos hábitos de vida saludables puede servir para prevenir o, al menos, retrasar el desarrollo de la diabetes tipo 2. En especial, conviene llevar una alimentación sana y equilibrada, realizar ejercicio de manera habitual y mantener el peso en un nivel saludable.

Para lograr estos objetivos, podrá ser útil seguir los siguientes consejos:

Comer frutas y verduras en cada comida. Este tipo de alimentos aportan hidratos de carbono de absorción lenta y tienen fibra, lo que ayuda a la sensación de saciedad. Cada comida principal debería incluir una verdura. La fruta puede comerse como postre pero también como tentempié o merienda saludable.

Equilibrar las fuentes de proteínas. Las proteínas son importantes, pero conviene obtenerlas de fuentes saludables, reduciendo la ingesta de carnes rojas y favoreciendo las proteínas de origen vegetal presentes en legumbres, frutos secos y cereales integrales. También es recomendable incluir más pescado, especialmente azul, aves y lácteos bajos en grasa; y reducir el consumo de carnes rojas y fiambres.

Evitar el consumo excesivo de grasas saturadas y las grasas trans. Las grasas saturadas, como las de origen animal presentes en carnes y lácteos, son menos saludables que las insaturadas, generalmente de origen vegetal, como el aceite de oliva, el aguacate o los frutos secos. El pescado azul también es una fuente natural de ácidos grasos insaturados omega 3. Las grasas trans son ácidos grasos insaturados obtenidos industrialmente por hidrogenación de grasas saturadas y su ingesta eleva el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, por lo que se debería evitar por completo el consumo de este tipo de ingredientes, presentes en repostería industrial, aperitivos y platos preparados.

Reducir el consumo de hidratos de carbono y evitar las bebidas con azúcar. Los carbohidratos son necesarios, pero es preferible que estos sean de absorción lenta, por lo que es mejor comer frutas y cereales integrales que zumos y harinas refinadas. Es por ello recomendable evitar los refrescos azucarados y el consumo habitual de dulces. Eliminar el tabaco y evitar el alcohol. El consumo de estas sustancias aumenta el riesgo de diabetes, además de presentar muchos otros efectos perjudiciales para la salud.

Realizar actividad física a diario. Evitar el sedentarismo es fundamental para llevar una vida saludable. La falta de actividad física suficiente contribuye al sobrepeso y a generar resistencia a la insulina, mientras que unos hábitos de vida activos contribuyen a mantener bajo control los niveles de glucosa en sangre. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un mínimo de 30 minutos de ejercicio de intensidad moderada al día. Este objetivo se puede conseguir si se incorporan a la vida diaria hábitos saludables, como caminar o montar en bicicleta para ir a los sitios, en lugar de conducir, o subir escaleras, en lugar de usar el ascensor.

Controles periódicos del estado de salud. Llevar un seguimiento del estado de salud puede ayudar a mantener bajo control los niveles de glucosa en la sangre, así como la presión arterial y el colesterol, y tomar las medidas oportunas en caso de que se detecten desviaciones.

Control de la diabetes y prevención de complicaciones

La diabetes es una enfermedad crónica; el tratamiento de la patología no está destinado a su curación, ya que esta no es posible, sino a evitar que tenga consecuencias negativas en la salud de las personas que la padecen. El control de los niveles de glucosa en la sangre evitará, por un lado, las crisis agudas de hiperglucemia o hipoglucemia y, por otro, una situación de hiperglucemia crónica que genere otras complicaciones, como pié diabético, retinopatías o disfunción renal.

El método de control de la glucemia dependerá del tipo de diabetes y del tratamiento que requiera. Las personas con diabetes tipo 1, o las que tengan otro tipo de diabetes y requieran inyecciones de insulina, se beneficiarán de un seguimiento diario, incluso a distintas horas del día. El nivel de glucosa en sangre podrá medirse mediante un glucómetro, que con una gota de sangre y una tira reactiva puede estimar la glucemia capilar. También existen dispositivos, como el sistema de monitorización continua y el sistema flash. Tener estas medidas permitirá ajustar la dosis de insulina y detectar desviaciones, tanto subidas como bajadas de azúcar.

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